La escalera fue diseñada por el arquitecto Andrea Tirali para Gerardo Sagredo en la tercera década del siglo XVIII y se terminó en 1732 cuando Pietro Longhi comenzó a pintar los frescos que aún la rodean.

La escalera era solo una parte de una renovación general proyectada para el palacio, emprendida por Gerardo, que incluía todas las salas del edificio y la restauración de la fachada, sobre la base de un diseño del arquitecto Tommaso Temanza.

El último proyecto fue abandonado debido a disputas familiares y por motivos económicos. Dos querubines de mármol de Francesco Bertos decoran la entrada de la escalera, mirando a los huéspedes entrantes.
El suelo es de mosaico, decorado con elegantes volutas de colores.

Andrea Tirali (Venecia c. 1660 – Monselice 1737)
Este arquitecto veneciano era conocido principalmente por sus habilidades técnicas. Su obra, inspirada en las formas de Palladio, fue parte de la reacción clásica al arte barroco. Construyó el Ponte dei Tre Archi sobre el canal de Cannaregio, en Venecia, en 1688.

Francesco Bertos (1678 – 1741)
Fue un escultor veneciano que trabajó en Roma, Venecia, Padua, Turín y Florencia. Algunas de sus obras están alojadas en el Palacio Ducal de Turín, otras en Londres.

Con vistas al Gran Canal, a la derecha del Portego, es un monumento nacional.

Un balcón se extiende a lo largo de la parte superior, compuesto por una barandilla de madera con pequeñas columnas doradas. Por encima de los impresionantes armarios del siglo XVIII en madera blanca y verde claro con tallas doradas, las letras del alfabeto todavía destacan claramente.

Estos armarios albergaron una vez la enorme colección de volúmenes e impresiones de Zaccaria Sagredo, y aún hoy en día cubren por completo las paredes: la colección incluye más de 10.000 libros impresos y 309 dibujos.

La magnífica obra se completa con una suite en la planta superior, conectada a la Sala della Biblioteca través de una escalera oculta en uno de los armarios.

El nombre de esta sala se deriva del retrato del dux Nicolò Sagredo que una vez colgaba aquí.

El techo cuenta con una pintura de Nicolò Bambini: La Sconfitta dei Vizi (La Derrota de los Vicios), que representa a un dios Apolo glorioso del que los demás personajes tratan de protegerse. La pintura queda enmarcada por la elegante obra de estucado de principios del siglo XVIII.

Nicolò Bambini (Venecia 1651 – Venecia 1736)
Fue alumno de Liberti y Mazzoni y una parte de la facción de los pintores venecianos. Trabajó intensamente pintando retablos y pinturas con temas históricos, mitológicos y alegóricos. Trabajó en varios palacios venecianos. Él se define como un ecléctico.

En el dorado y precioso salón de baile de la música, numerosos frescos atribuidos a Gaspare Diziani cubren por completo las paredes y el techo.

En la obra principal, en el interior de una balaustrada pintada, Apolo aparece en su carro del sol entre los otros dioses del Olimpo que festejan los vicios capitales. A lo largo de las paredes se sitúan, dentro de falsos nichos, las figuras monocromáticas de Minerva, Neptuno, Cibel, Marte, Venus, Mercurio, Juno y Júpiter. Un observador atento se dará cuenta de las diferencias estilísticas debidas a la contribución de artistas menores, aunque el estilo de Diziani se puede reconocer fácilmente en las figuras de Venus y Minerva. Aún hoy en día, con esta acústica perfecta, la música interminable de este salón de baile puede llegar a envolverle realmente: solo con echar un vistazo sobre el teclado del piano y tocar algunas notas, las figuras de los frescos parecen volver a la vida.

Espléndidas lámparas de araña en pan de oro cuelgan del techo, y el suelo está adornado con el escudo de armas de la familia Sagredo. Los frescos de una de las paredes actúan como camuflaje para una puerta que conduce al pasaje secreto que una vez llevó al “Casino Sagredo”. Este pasaje fue usado por las amantes durante los bailes para acceder discretamente a la alcoba del amo.

Gaspare Diziani (Belluno 1689 – Venecia 1767)
Renombrado pintor y grabador, que fue un estudiante de Gregorio Lazzarini y Sebastiano Ricci. La fama que obtuvo pintando escenarios de teatro lo llevó a Dresde en 1717, a la corte de Augusto III de Sajonia. Regresó a Venecia en 1720 para disfrutar de una exitosa carrera como pintor. Se trasladó a varias ciudades en Véneto para crear paisajes y retratos históricos, así como pinturas religiosas. Su arte lo hizo rápido y vivaz a la hora de hacer bocetos, extraordinario en los dibujos y dulce y simple en la representación de querubines y ángeles. Fue elegido como presidente de la Academia de Pintura de Venecia en 1766, pero no pudo terminar su mandato en el cargo: murió en la Plaza de San Marcos en Venecia en 1767.